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LA VERDAD DE ADOPCIÓN EN COSTA RICA (Segunda parte)

Abraham Ureña, farmacéutico de profesión, tuvo la motivación de ser padre y formar una familia. Lo hizo a través de la adopción individual. Se abrió a la posibilidad de un niño grande, y luego, decidió adoptar a dos hermanos varones.  Hoy Abram, David y Mauricio Ureña López, son tres hombres que demuestran que, ellos también pueden constituir una familia.

Abraham inició el proceso de adopción con estudios psicosociales privados y, una vez que ingresó al banco de familias idóneas, esperó solamente 10 meses para ser escogido por el Consejo Nacional de Adopciones.

Luego de la llamada del Departamento de Adopciones, donde indicaban que fue escogido del banco de familias aprobadas, inició el contacto y relación de emparentamiento o preparación, primero con David y luego con Mauricio.

La historia de Abraham, David y Mauricio enseña a las familias costarricenses sobre  la importancia de abrirse a las posibilidades reales y características que presentan los niños, niñas y adolescentes que pueden ser ubicados con fines adoptivos.

Se debe entender que, los niños, niñas y adolescentes bajo protección que pueden ser ubicados con fines adoptivos, han tenido una vida en familia cargada de adversidades que generan traumas y secuelas en el desarrollo, que requieren de comprensión y acompañamiento profesional permanente para alcanzar su desarrollo integral.

Hoy, el Patronato Nacional de la Infancia tiene bajo protección 28 niños, niñas y adolescentes (15 mujeres y 13 hombres) con procesos activos para promover su derecho a crecer y desarrollarse en una familia. Ellos y ellas presentan multiplicidad de condiciones como discapacidad, tratamientos farmacológicos, lentitud en su desarrollo y capacidad de aprender, con secuelas de trastornos traumáticos, déficit atencional, hiperactividad y con diagnósticos médicos crónicos, características no compatibles con la demanda de las familias costarricenses que quieren adoptar.

Abraham recomienda a las familias no obsesionarse con los antecedentes de la vida de los niños y niñas; por el contrario, aconseja preocuparse por el día uno, por conocerse a partir de ese momento, porque allí es donde empieza la vida real.

Abraham comenta que nadie está preparado para un proceso de adopción, se aprende en el proceso y se requiere de acompañamiento profesional.

Hoy, David tiene 14 años y Mauricio 12, y junto con su papá, están planeando un viaje a Canadá para visitar a su tía y tienen una historia familiar llega de recuerdos y mejores momentos.

En la primera entrega del reportaje “La verdad de la adopción”, conocimos la historia de Fátima, José Ignacio, Susana y Pablo, que enseña que la motivación real para la adopción debe ser el amor y el deseo de ser padres; que el tiempo de espera debe responder al interés de las personas menores de edad y que cada año, solamente son cerca de 100 niños y niñas los que alcanzan una ubicación potencialmente adoptiva.

En esta segunda entrega, Abraham, David y Mauricio enseñan sobre la adopción individual, de niños mayores de 5 años y hermanos; el proceso de emparentamiento, el trauma y la necesidad de acompañamiento profesional durante todo el proceso de adopción.

Ambas historias señalan la importancia que las familias costarricenses se abran y valoren la opción de adoptar con base en las  posibilidades y características reales que presentan los niños, niñas y adolescentes que pueden ser ubicados con fines adoptivos, porque todos ellos y ellas tienen derecho a crecer y vivir con una familia.

firma FANNY

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