El acercamiento con los animales, especialmente los domésticos, tales como gatos y perros ha sido ampliamente documentado como una experiencia muy valiosa para que los niños y las niñas incorporen ciertas responsabilidades y aprendan a ser considerados y amorosos.
No obstante, los padres y madres deben comprender que por mucho cariño que sintamos por las mascotas y por los animales en general, estos no tienen la inteligencia ni el control de impulsos de un ser humano.
Un perro o gato, por muy pequeño que sea y por muy dócil o manso que parezca, puede tener repentinamente un arrebato desatado por su memoria arcaica y sus naturales instintos de animal.
La interacción de un bebé y un niño menor de siete años, con los animales domésticos, siempre debe ser supervisada celosamente por los adultos, mientras que los niños más grandecitos, por su capacidad de comprender conceptos abstractos, podrán comprender mayormente algunos riesgos.
Es sumamente riesgoso tratar de acariciar o acercarse mucho a perros, gatos u otros animales que no conocemos. Por muy bellos y tiernos que parezcan, pueden tener una reacción inesperada.
Si su niño o niña es menor de siete años, no le deje nunca acercarse a animales desconocidos o a razas de gran tamaño aunque estas sean parte de la familia. A los niños y niñas más grandes, hábleles sobre la naturaleza instintiva de los animales y la forma de autoprotegerse.
En caso de tener alguna consulta sobre el manejo de las mascotas y los niños de menos de7 años, puede llamar a la línea gratuita del PANI 1147.
Ana Victoria Amenábar
Oficina de Prensa
Patronato Nacional de la Infancia
{backbutton}