Editorial Diario Extra (27/08/2012)
La noticia de que una página de Facebook ventila imágenes de jóvenes estudiantes de colegio en posiciones poco decorosas alarmó a más de uno. Sin embargo, más allá de las acciones legales que se tomen o se puedan tomar sobre estas situaciones, la principal pregunta que surge es si los padres de familia están al tanto del manejo de Internet y de las redes sociales que utilizan sus hijos.
La respuesta en unos casos puede ser un sí, pero una gran mayoría es negativa. Esto deja un vacío en materia de protección de los adolescentes que se encuentran en situación de riesgo ante cualquier abusador virtual.
Por supuesto que es una barbaridad que alguien utilice este instrumento tecnológico para exhibir a menores de edad en posiciones eróticas, promoviéndolos a actividades de explotación, vulnerando sus derechos y su condición social, amén de las groserías o “piropos” pasados de tono, como los que se conocieron en la página denunciada por medios de comunicación.
Pero lo peor es cuando los propios jóvenes consienten su promoción de caricias, besos y otras acciones a cambio de dinero, fama o simplemente para sentirse mejores personas.
En este sentido la actuación del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) en presentar las denuncias ante la Fiscalía para que se pueda sancionar a los responsables es positiva; en total ya se han presentado 28 casos y se ha detectado que solo a nivel de Facebook existen perfiles con este tipo de operaciones.
¿Por qué los jóvenes sucumben ante estas exhibiciones? Para algunos expertos tiene que ver con varios factores como la baja autoestima, la búsqueda de la identidad sexual de los adolescentes y el descuido o soledad que viven en sus hogares, así como la necesidad de sentirse atractivos y de encajar en una sociedad que cada vez más impone estereotipos.
De nuevo en este sentido, hacemos un llamado a los centros educativos y autoridades del Ministerio de Educación Pública para que refuercen los programas de orientación a los jóvenes, de manera que entiendan los efectos negativos de este tipo de participaciones en Internet y además comprendan el valor que poseen como seres humanos.
A las autoridades judiciales y del PANI también para que intensifiquen las acciones tendientes a combatir este tipo de conductas y para que quienes incurren en estos actos tengan su merecido castigo.
Finalmente, a los padres de familia les insistimos en el deber que tienen con sus hijos de estimularles la autoestima, de encaminarlos sobre cómo evitar que terceros abusen de ellos y a ser vigilantes del acceso que tienen a las redes sociales e Internet.