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Promueven Que Adolescentes Madres Estudien

El Programa de Reinserción y Permanencia Educativa del PANI inició en el 2007 y en seis meses brindó atención psicosocial a 610 adolescentes madres, 35 menores de 15 años reciben atención integral en las 41 Oficinas Locales del PANI, 317 fueron referidas a FONABE (de las cuales ya 98 reciben subsidio y el resto está en proceso), y 69 participaron en los talleres “Creyendo en mi” para el fortalecimiento personal, entro otros logros.

También se transfirieron ¢40 millones a las organizaciones no gubernamentales especializadas: Asociación Casa Luz, Posada de Belén Madre Teresa de Calcuta y Atención de la Madre Soltera Adolescente; y se realizó el “Diagnóstico Cualitativo de la situación actual de la Adolescente Madre” en el que se expone la situación de esta población en el territorio nacional, lo que permite contar con lineamientos para el diseño e implementación de estrategias para el empoderamiento a partir de la promoción de la reinserción y permanencia educativa de las adolescentes madres en situación de riesgo.
En el 2008 se logró el traslado de ¢ 300 millones al Ministerio de Educación Pública, como parte del convenio entre ambas instituciones que garantiza la entrega de subsidios económicos para 500 adolescentes embarazadas a través del Fondo Nacional de Becas. Las primeras becas se entregaron el 1 de abril con un monto de 50 mil colones.
Asimismo, se reactivó el Consejo Nacional de Adolescente Madre (febrero) que coordina los programas y proyectos que existen dirigidos a las adolescentes madres (PANI, Ministerio Trabajo, IMAS, INA, INAMU, Ministerio de Salud, organizaciones no gubernamentales y una representante adolescente.
Adolescente madre: un servicio con demanda
El programa iniciado en el 2007 evidenció una grande demanda por parte de las adolescentes madres, por lo que este año se continúo y concretan algunos servicios a los que tienen acceso llamando a la línea 800-2262626.
Así, a mediados de setiembre se iniciarán los talleres socio-formativos “Creyendo en mi” en el nivel regional para fortalecimiento de 240 adolescentes madres.
En esta semana se contará con un registro estadístico de las adolescentes madres que reúna toda la información existente en los servicios de salud, educación, registro civil, entre otras, con el objetivo de trabajar de manera prioritaria en la reinserción de las que dejaron el sistema educativo.
Se firmará un convenio entre el PANI y el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) que permite el traslado de 374 millones de colones con el objetivo es lograr la inclusión al sistema educativo de adolescentes madres que están fuera de éste.
Se mantiene la atención psicosocial a través de la Línea Gratuita 8002262626, que también se constituirá en un espacio físico de consulta parte del Centro de Orientación e Información, ubicado en la sede central.
Por último para promocionar esta línea se inicia, este 27 de agosto, una campaña de radio y televisión sobre derecho a la educación de la adolescente madre promociona el teléfono 800-22626262 como una línea de información sobre los servicios que de manera articulada, interinstitucional, e integral existen para las adolescentes madres en materia de educación, salud, cuido del niño (a), fortalecimiento personal, proyecto de vida independiente, subsidios, becas, apoyo familiar, asesoría legal, entre otros.

La cobertura es nacional con concentración en Gran Area Metropolitana y está dirigida a padres, madres y encargados de adolescentes madres y a los y las adolescentes.

Tiene un presupuesto de 200 millones de colones y estará en los medios de comunicación entre y noviembre.

Ejecución presupuestaria

En el 2006 había 1268 millones de colones de superávit en adolescente madre. Hoy hay disponibles 666 millones de colones que se invertirán en la transferencia al INAMU en el 2008 y 2009, continuar con los talleres “Creyendo en mi” y una última campaña.

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Según el informe “Diagnóstico cualitativo de la situación actual de la Adolescente Madre” , las adolescentes indican:

“La adolescencia siendo madre es limitante, restringida, difícil, pesada y también abrumadora.
Han surgido muchas responsabilidades, que no son lo que esperaban.

Lo más importante para ellas es su bebé, su propio desarrollo personal – asociado al estudio- lo ven impulsado ahora por él o ella, para darle una vida de calidad.

Para poder estudiar necesitan alguien que las ayude con sus bebés. Son sus madres quienes más las ayudan, pero también a quienes experimentan como controladoras y limitantes. Esto hace que vivan emociones ambivalentes hacia ellas: agradecimiento y enojo.

Sienten también enojo, dolor, decepción y frustración por tantas responsabilidades como mamás. Muchas sufren además: descalificación o rechazo de parientes, abandono o agresión de los papás de sus bebés, pobreza, dificultades de pareja, aislamiento social y familiar en algunos casos, la imposibilidad o dificultad para seguir estudiando, así cambios corporales inesperados.

Lo que reportan como más doloroso es el abandono, maltrato o desatención de los padres de sus hijo/as, pues señalan en varias ocasiones y en forma diversa la idea de querer “realizarse como mujeres”.

Se encontraron varios tipos de progenitores: sólo proveedores, afectivos pero sin aporte económico ni de trabajo en el cuidado del bebé, cuidadores y proveedores, etc.-, sobresale tanto la impunidad por abusos e irresponsabilidades, como el recargo sobre las madres adolescentes, y sobre sus propias madres o familiares, de las responsabilidades frente a un hijo/a.

Aparentemente el foco del problema de embarazos en la adolescencia apunta exclusivamente a las mujeres, dejando de lado la responsabilidad de los varones y fomentando la visión patriarcal tradicional de la maternidad como un asunto exclusivo de mujeres.

Ni siquiera las mismas chicas logran articular con fuerza las exigencias hacia los progenitores, pues el abandono o descuido está “naturalizado” socialmente. Y esto no porque no reconozcan esta situación, pues se quejan algunas con enojo por tener que “cargar” ellas solas con el problema, sino porque no encuentran validación social para ello.

Muchas de las jóvenes han dejado de estudiar (el 51%), algunas incluso antes de quedar embarazadas.
Sobresalen dos grandes dificultades para continuar estudiando: la atención a sus bebés y el dinero. Algunas mencionan también la dificultad para desplazarse a sus centros de estudio.

Para la mayoría, estudiar posibilita ser buenas madres y (especial y textualmente) “ser alguien en la vida”.

Esta expresión podría estar relacionada con que al ser madres solteras ya no son alguien con igual valor que antes, pues cometieron un error.

Consideran que el estudio les asegura el futuro de sus hijos y su crecimiento personal.

No obstante este panorama, afirman que el amor a sus hijos y sus experiencias agradables con ello/as les han dado y les darán la fuerza para seguir adelante.”

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