Según informan los medios de comunicación, estas adolescentes de 15 y 16 años asesinadas y encontradas en San Sebastián vivían solas en un departamento, situación de riesgo que debe haber sido detectada por algunos vecinos, compañeros y familiares. Sin embargo, no se tienen denuncias de esa situación.
Esto sucede porque las personas se conmueven con mucha más facilidad con situaciones que afectan a niños y niñas y ven como “normales” situaciones que afectan a las personas adolescentes tales como: relaciones de pareja desiguales y abusivas, deambulación, exposición a alguna forma de explotación sexual, y situaciones como las de este caso, en que pudieran haber estado involucradas en relaciones peligrosas.
En este sentido, cabe hacer un llamado a la sociedad en general sobre el deber que tenemos todas las personas de comunicar a las autoridades las situaciones anómalas que conocemos y que afectan a todas las personas menores de 18 años.
“Los padres y madres, deben realizar un esfuerzo importante para rescatar de alguna forma la relación con sus hijos e hijas adolescentes, en casos en que estas se encuentren deterioradas por alguna razón. Los padres y madres no deben perder la esperanza ni la energía para luchar por sus hijos e hijas mientras estos sean menores de edad. Es totalmente inaceptable que una persona menor de 18 años se aleje de sus padres sin que estos tengan claridad sobre dónde y con quien se encuentra” agregó la Licda. Chinchilla.
Debe erradicarse el mito de que las personas adolescentes no aceptan límites. Todo lo contrario, a esta edad, las personas están ávidas de protección. Las personas adolescentes, a pesar de que se muestren “rebeldes” e “irrespetuosas”, desean que sus padres y madres sean firmes en impedir que ellos se involucren en actividades que pueden arruinar su vida.
Sabemos que en ciertas condiciones el control sobre los hijos e hijas puede tornarse muy difícil, por lo que el PANI insta a todos los padres y madres a acercarse a los servicios de formación a la familia que estamos impulsando, a fin de que de manera temprana y asertiva, podamos prevenir situaciones como la que hoy llena de luto a Costa Rica.
Responsabilidad de adultos
La Patria Potestad se refiere a un conjunto de facultades instrumentales encaminadas al cumplimiento de deberes y obligaciones que la ley impone a los progenitores. El padre, la madre o la persona encargada están obligados a velar por el desarrollo físico, intelectual, moral, espiritual y social de sus hijos menores de dieciocho años, manifestó el Lic. Rodolfo Meneses del Centro de Orientación e Información (COI) del PANI.
Esto se puede resumir en cuatro categorías: Supervivencia, Crecimiento, Protección y Participación. Dentro de la Supervivencia se tiene el derecho a la vida, a la salud, y a la felicidad y en el Crecimiento el derecho a una familia, a ser educado en un espíritu de paz, dignidad, tolerancia, libertad, igualdad, y solidaridad que le permita crecer como una persona único, distinto y especial.
En la protección se considera el derecho a que se le respete la identidad e integridad, a ser protegido de todo abuso físico, sexual o mental, a no ser maltratado ni castigado; y en Participación debe vigilarse el derecho a jugar a pensar y expresarse.
Prevención del riesgo
Para el Coordinador del Subsistema Local de Protección de Pavas, Jhonny Chavarría Espinoza “La muerte de estas adolescentes demuestra claramente que en temas de prevención y promoción, nunca se debe bajar la guardia. Lo importante es insistir, perseverar, ayudar a los jóvenes a salir de estos grupo s (pandillas, maras, barras). Que aprendan sobre nuevas alianzas, con inteligencia que les permita optar por espacios deportivos, recreativos, culturales, opciones de estudio, de capacitación, de trabajos dignos. Además de apoyar a padres y madres en el cuido y la crianza adecuada y fortalecer a las comunidades para que tengan entornos protectores para esta población.
El Subsistema Local de Protección de Pavas agrupa a 40 organizaciones comunales, instituciones del Estado, organizaciones no gubernamentales y grupos juveniles que trabajan con 600 personas menores de edad en promoción de sus derechos para el desarrollo integral.